martes, 16 de junio de 2009

La mano que mece la selva

El artículo de Mariella Balbi “Calma que no llega” condena en parte el actuar de los nativos y sostiene que ellos “saben que actuaron con crueldad” y además declara que hay personajes escondidos que buscan su propio bienestar y se aprovechan de la gente de la selva con el pretexto de querer “defenderlos”

Si bien es cierto que no podemos quitarle a muchas personas lo único que tienen, nada justifica la forma en que ellos y el gobierno actuaron. Ahora también sorprende ver a congresistas indignados y tristes por las muertes cuando fueron ellos quienes llamaron a los indígenas a la violencia y ahora no saben qué hacer y luego de tirar la piedra "esconden la mano"

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¿Llegó la paz?

Parece ser que el problema en la selva está por terminar. Luego de la promesa realizada por el primer ministro Yehude Simon de derogar los decretos 1064 y 1090 podemos pensar que la paz está por llegar y que “Después de muchas noches, voy a poder dormir con tranquilidad” como mencionó Simon luego de la reunión que sostuvo con la dirigente indígena Lidia Rengifo.

Frente a la decisión tomada por el gobierno surgen dos posiciones, la oficialista que sostiene que “lo importante es que le damos una salida a esta crisis política y social” y la de quienes sostienen que la decisión de derogar las leyes es una muestra de “Debilidad, falta de pantalones, seguirles el juego a sectores radicales, querer lavarse la cara”, como sostienen los congresistas Martín Pérez, Raúl Castro y Luis Galarreta de Unidad Nacional.
Este gobierno se ha equivocado muchas veces y esta última equivocación le costó la muerte de muchos nativos y policías, hecho que pudo haberse evitado. Pero lo primero que se debe hacer es solucionar el conflicto y evitar más muertes antes de ver quién tiene la culpa. Lo que no se entiende es porqué dejaron que más de 34 personas mueran para recién decidir que esos decretos se deroguen.
Lo que ya no viene al caso es decir que al gobierno “le falta pantalones”, si te equivocaste lo primero que debes hacer es solucionar el problema y a eso se está apuntando pero esto no le quita responsabilidad a ninguno de los implicados, si después de solucionado deciden o no dar un paso al costado es cuestión de asumir sus responsabilidades y aceptar sus errores.
La “falta de pantalones” se ve en quienes abandonan el barco mientras se está hundiendo o en quienes se aferran a un cargo sin hacer nada para mejorar la situación, pero reconocer un error y tratar de enmendarlo es lo único que se puede hacer en tiempos como éste.
Lo que sí es cierto es que no podemos vivir más de “equivocaciones” o “rectificaciones” no debe ser necesario derramar sangre para recién sentarse a conversar. Si con la decisión de derogar los decretos se llega a establecer el orden en la selva, bienvenida sea. Ahora sí, a sentarse a ver quiénes son los responsables y tomar las respectivas medidas.

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Más información:

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martes, 28 de abril de 2009

Una triste costumbre peruana

En estos días se habla mucho de la muerte de Álvaro Ugaz, un hecho lamentable pero que no está siendo llevado de una buena forma.Primero se dijo que el chofer del trailer tenía la culpa, ahora especulan con que Ugaz habría tomado. Lejos de darle la razón a uno o a otro el tema de este artículo es comentar lo triste de ver y escuchar a personas que ni siquiera conocieron bien a Ugaz llorando o lamentándose sólo para que su espacio en la televisión no este ajeno al tema del momento y así no pierdan su tan amado rating.

Hay muchos periodistas o simplemente conductores de televisión que ahora "admiran" al ex director periodístico de CPN Radio, pero cuando estaba vivo preferían llenar sus programas con personajes que "venden" en lugar de entrevistar o dar difusión a profesionales destacados en sus diferentes ocupaciones, como lo era el ex periodista.

Cuando alguien muere es el momento en que todos notan que "era una buena persona" que "tenía todo un futuro por delante" y no dudo que de verdad sea así. El problema es que tenemos que esperar que este penoso hecho ocurra para recién reaccionar y reconocer a las personas que ya no están aquí.

Nadie duda de la capacidad periodística de Álvaro Ugaz, pero reitero que a un gran hombre se le dede dar su lugar cuando todavía está entre nosotros. Es una lastima que se haya ido y con él su gran talento.



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